miércoles, 21 de marzo de 2012

Hubiera muerto sólo por ti

Hubiera nacido sólo por verte.
Hubiera vivido sólo por encontrarte.
Hubiera muerto sólo por ti.

Te hubiera inventado tan sólo con tu ausencia, te hubiera sentido tan sólo con tus latidos, te hubiera querido tan sólo con tu indolencia, te hubiera deseado tan sólo cuando te levantas, te hubiera amado tan sólo... con mi corazón.

Te necesité tantas veces que no recuerdo cuantas.
¿Dónde estabas, cuando me acostaba con el insolente frío de las sabanas blancas de mi inhóspita cama, dónde estabas, cuando clamaban por ti mis inconsolables llantos, dónde estabas, cuando mis abrazos eran el desprecio de mi razón si en un brote de enajenación sostenían mi almohada por sentirte, dónde estabas, en mis noches secuestrado en las redes de la marginalidad y la delincuencia, dónde estabas, cuando mi único cómplice era la sinrazón, donde estabas, para escuchar mis delirios de manicomio, dónde estabas, cuando simplemente... te necesité?

Retomo mi Ginebra, 10 años, con hielo, y a cada bocanada de mi habano, me permito el lujo de sentarme en mi sofá con la luz tenue de una larga vela, y comenzar a pensar en ti.


© Lente Intraocular 

No hay comentarios:

Publicar un comentario